PRESENTACIÓN
Una de las óperas más universales del genio italiano y obra favorita del compositor, que le otorgó el reconocimiento internacional y cuya presencia en los teatros ha sido continua desde su estreno en 1851. Este viaje dramático de fuerza innegable en tres actos, desbordante de pasión, engaño, amor paterno filial y venganza, está basado en la pieza teatral ‘Le Roi s’amuse’ de Victor Hugo. La historia habla de un bufón que lucha por equilibrar los elementos enfrentados de belleza y perversidad que existen en su vida. Es una obra universal, tremendamente popular, que se mantiene entre las preferidas de todos los públicos.
El desgraciado bufón que vive aterrorizado porque pueda pasarle algo malo a su hija, está interpretado por Amartuvshin Enkhbat, un barítono que debuta en la temporada bilbaína. Sabina Puértolas encarna a la obstinada Gilda que se debate entre la pasión por el Duca y el amor por su padre. Una soprano de raza, con momentos y escenas de gran intensidad dramática. Completa el trío protagonista el tenor jerezano Ismael Jordi que da vida al promiscuo Duca di Mantua y pone voz a una de las melodías más reconocidas del mundo de la lírica: ‘La donna è mobile’.
El prestigioso maestro Daniel Oren, quien ya ha dado muestras de su buen hacer en pasadas temporadas, se hace cargo de la dirección musical al frente de la Bilbao Orkestra Sinfonikoa, para poner música a una partitura plagada de hermosas melodías.
La dirección de escena es del polifacético Miguel del Arco, un director de teatro, cine, actor y dramaturgo, que cuenta con varios premios Max en su haber, y se caracteriza por su audacia a la hora de exponer con estilo actual, el carácter de los personajes y las atmósferas de las distintas escenas. Miguel del Arco propone una efectiva puesta en escena de estética contemporánea para explicar la trama, en la que lobos y scorts, representan las expresiones de la naturaleza humana, el sexo, la violencia, el amor o el odio. Los momentos más intensos se realzan con proyecciones expresionistas.
Cambios reparto
La mezzosoprano Marifé Nogales entra a formar parte del reparto de Rigoletto interpretando el rol de Giovanna, en sustitución de Itxaro Mentxaka.FICHA ARTÍSTICA
ELENCO
- Rigoletto
- Gilda
- Duca di Mantova
- Sparafucile
- Maddalena
- Monterone
- Giovanna
- Borsa
- Marullo
- Conde Ceprano
- Condesa Ceprano
- Un Paggio
- Un Usciere
EQUIPO ARTISTÍCO
- Director Musical
- Director De Escena
- Escenografía
- Vestuario
- Iluminación
- Coreografía
- Director Del Coro
- Orquesta
MULTIMEDIA
Rigoletto
PUBLICACIONES
AUDIO
Youtube
SINOPSIS
La acción se desarrolla en Mantua en el siglo XVI. En el palacio ducal se celebra una gran fiesta. Tras jactarse de sus propias conquistas al cortesano Borsa, el duque revela que desea a una joven a la que ve todos los domingos en la iglesia, adonde acude disfrazado para hacer sus conquistas. Entretanto corteja a la atractiva mujer del conde de Ceprano. El bufón jorobado de la corte, Rigoletto, se burla de este último; aunque se divierten con sus gracias, los cortesanos sopesan vengarse de él y han descubierto para ello un secreto: Rigoletto tiene escondida a una mujer, que suponen que es su amante. Comienzan los bailes, pero la fiesta se ve interrumpida por el conde Monterone, decidido a defender el honor de su hija, que ha sido seducida también por el duque. La lengua de Rigoletto no se contiene ni siquiera en su presencia y Monterone, al que arrastran fuera de la sala, lanza una maldición al duque y, sobre todo, a Rigoletto, que se queda sin habla.
De noche, en una callejuela, Rigoletto, envuelto en su propia capa, piensa en la maldición de Monterone. Se encuentra con Sparafucile, que le ofrece sus servicios como sicario. Le pregunta su nombre y su dirección y, tras quedarse solo, da rienda suelta a lo que atormenta su vida: es deforme, desdichado, objeto constante de burla y, sin embargo, su trabajo le obliga a hacer reír a los demás. En Sparafucile ve una oportunidad para hacer justicia por todas las vejaciones que ha padecido. En casa lo espera la única persona a la que puede amar tras la muerte de su mujer: su hija Gilda. Tiene miedo de que su secreto sea descubierto, sobre todo por los cortesanos. Mientras, acosado por las sospechas, llega a su casa, ve cómo entra furtivamente en ella el duque, vestido con ropas que ocultan su verdadera identidad. Ante Gilda finge ser Gualtier Maldè, un pobre estudiante. Se trata del joven que se le había acercado en la iglesia y que ahora le declara su amor. El idilio entre ambos se ve interrumpido por ruidos que llegan del exterior. El duque se aleja, ayudado por Giovanna, a la que Rigoletto había dejado a cargo de vigilar a su hija, pero el duque la ha comprado con dinero. Gilda se muestra extasiada tras su encuentro con el estudiante. Fuera, Marullo, Borsa y los demás cortesanos llegan armados y enmascarados para raptar a la supuesta amante del bufón jorobado. A Rigoletto le hacen creer que quieren raptar a la mujer de Ceprano. Rigoletto se une a ellos y, enmascarado y con los ojos vendados, sostiene la escalera para que puedan escalar el muro. Cuando la raptan, Gilda pierde un zapato. Al quitarse la venda, Rigoletto lo ve y, tras llegar corriendo a su casa, se da cuenta del engaño y recuerda la maldición.
El segundo acto se abre en un salón del palacio ducal. El duque muestra una gran agitación: tras volver a la casa de Gilda, la ha encontrado desierta. Contrariado, jura venganza, aunque, al recordarla, muestra cierta ternura. Llegan Marullo, Ceprano, Borsa y los demás cortesanos, que cuentan la aventura nocturna: el duque se entera así de que Gilda se encuentra en el palacio y, para sorpresa de todos, sale apresuradamente. A continuación entra Rigoletto, que trata de ocultar la preocupación que lo atormenta y, nervioso, observa a su alrededor. Un paje viene a buscar al duque por orden de la duquesa, pero los cortesanos le dicen que se encuentra ocupado. Cuando se da cuenta de que la ocupación del duque es, en realidad, su hija Gilda, Rigoletto pierde el control: enfurecido, se lanza contra la puerta, grita e impreca, pero al final implora a los cortesanos que le devuelvan a su hija. Gilda llega para encontrarse con su padre y le confiesa que ha perdido el honor, contándole cómo había conocido al supuesto Gualtier Maldè, que era en realidad el duque. Rigoletto planea su venganza.
El tercer acto se traslada a la ribera derecha del río Mincio. Una posada desvencijada y, al fondo, Mantua. Es de noche y Gilda y Rigoletto se encuentran en la calle. Él le pregunta si está aún enamorada del duque, a lo que ella responde que sí. Luego le pide que observe el interior de la posada, donde su enamorado, disfrazado de oficial de caballería, pide una habitación, que le sirvan vino y canta una cancioncilla amorosa. Baja Maddalena, cortejada por el duque. Un rápido diálogo entre Sparafucile y Rigoletto permite comprender que han llegado a un acuerdo para acabar con la vida del duque. Rigoletto consuela a su hija, apesadumbrada por el comportamiento del duque con Maddalena, y le promete una venganza inminente. Ella debe irse a Verona, donde ambos se reunirán el día siguiente. Gilda se aleja y Rigoletto le da como anticipo a Sparafucile diez escudos de oro; los diez restantes se los dará cuando le entregue el cadáver del duque. Se acerca una tormenta.
El duque se va a dormir y Maddalena intenta convencer a Sparafucile, su hermano, de que no mate al joven. Gilda llega a la posada con las ropas de hombre que tendría que haber utilizado para huir a Verona y escucha, sin que la vean, el diálogo entre ambos. Maddalena sugiere a su hermano que mate al jorobado: el duque es demasiado apuesto y está enamorada de él. Sparafucile se niega, pero se muestra dispuesto a sustituir a la víctima elegida por cualquier otro cliente de la posada, siempre que llegue antes de medianoche, que es la hora acordada con Rigoletto. Gilda pide perdón a Dios y a su padre, desea lo mejor al hombre que ama y al que está dispuesta a salvar, llama a la puerta y Sparafucile la mata. La tormenta amaina.
A medianoche, Rigoletto salda cuentas con Sparafucile y coge el saco con el cadáver para arrojarlo al río. En medio de la noche se oye la voz del duque, que se aleja cantando la misma cancioncilla de antes. Rigoletto, angustiado y temiendo lo peor, rompe el saco y reconoce a Gilda que, aún viva, le cuenta lo que ha sucedido y muere con palabras de perdón. En el cielo, junto a su madre, rezará por él. Rigoletto, casi presa de la locura, cae sobre el cadáver de su hija, reconociendo en lo que ha sucedido el efecto terrible de la maldición que había lanzado Monterone al comienzo de la ópera.