PRESENTACIÓN
ABAO Bilbao Opera programa por quinta vez Don Pasquale, la última de las grandes óperas bufas italianas, inspirada en la commedia dell’arte.
Donizetti busca en esta ópera una crítica de las costumbres sociales como hilo conductor de la trama y para ello idea una comedia de enredo centrada en cuatro personajes: el dominante, necio y cascarrabias Don Pasquale interpretado por Simón Orfila, los enamorados: el ingenuo Ernesto y la astuta Norina a cargo de Maria José Moreno y Francesco de Muro, y el Doctor Malatesta en el tradicional papel de mediador y cómplice de intrigas que representa Damián del Castillo. El conocido actor Pedro Mari Sánchez encarna al Notario.
Se trata de una comedia distinguida, bien articulada, llena de sentimiento en la que se suceden escenas bufas y líricas, extravagantes y tiernas, críticas y entrañables con una elegante combinación de arias, dúos y números de conjunto.
En el apartado musical, el maestro Sesto Quatrini debuta al frente de la Euskadiko Orkestra para dirigir una partitura considerada como la más equilibrada y perfecta de Donizetti.
En el escenario el estreno de una nueva coproducción de ABAO Bilbao Opera y Okapi Producciones firmada por Emiliano Suárez, en su debut en ABAO, que recrea una coqueta pizzería napolitana con una solución escénica de grandes dimensiones, ocurrente, ingeniosa, original y llena de movimiento, que destaca igualmente por la gran profusión de detalles.
El 26 de octubre este título incluye una función Opera Berri. Esta iniciativa sociocultural de ABAO Bilbao Opera, cumple su XIX edición y tiene el objetivo de acercar la ópera a la sociedad, con títulos muy conocidos y entradas al 50% de su precio habitual. El segundo reparto está protagonizado por Enric Martínez-Castignani, Sofía Esparza y Juan Antonio Sanabria.
FICHA ARTÍSTICA
ELENCO
- Don Pasquale
- Don Pasquale BERRI
- Norina
- Norina BERRI
- Ernesto
- Ernesto BERRI
- Dottor Malatesta
- Un Notario
EQUIPO ARTISTÍCO
- Director Musical
- Director De Escena
- Escenografía
- Vestuario
- Iluminación
- Orquesta
MULTIMEDIA
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AUDIO
SINOPSIS
ACTO I
En una habitación de su casa, Don Pasquale –un “viejo soltero, chapado a la antigua, ahorrador, crédulo, obstinado, buen hombre en el fondo”– observa con impaciencia el reloj. Espera la llegada del Dr. Malatesta y esta furioso con su sobrino Ernesto, que se ha enamorado de Norina, una viuda joven y pobre, en vez de con la joven rica que ha elegido para él. El viejo solterón, para castigarlo, ha decidido desheredarlo y casarse él mismo. Cuenta con los consejos del Dr. Malatesta para encontrar a su prometida, pero, como es amigo de Ernesto y Norina, lo que está haciendo en realidad es idear una treta para desesperar al obstinado viejo y obligarle a dar su consentimiento a la boda de los jóvenes. Exultante, Malatesta anuncia a Don Pasquale que ha encontrado a una joven guapa, dócil y modesta, además de rica. Se trata de su propia hermana, Sofronia, que acaba de salir del convento. Don Pasquale se siente feliz e impaciente y llama a su sobrino para informarle de sus intenciones y echarlo de casa. Temeroso de no poder ofrecer ya a Norina un futuro seguro, Ernesto ve cómo se derrumban todas sus esperanzas y se siente traicionado por Malatesta, al que tenía por un amigo.
En una habitación de su casa, Norina está leyendo una historia de amor mientras espera la llegada de Malatesta, que le insinúa que ha diseñado un plan para que el viejo entre en razón. Ella recibe una carta de Ernesto en la que le cuenta que su tío lo ha echado de casa y que está a punto de irse “con la muerte en el corazón”. Malatesta la tranquiliza y le explica que su plan consiste en que ella se haga pasar por su hermana Sofronia. Conquistará al viejo con sus artimañas, lo convencerá de que se case con ella (la boda fingida la celebrará su primo Carlotto) y le hará la vida tan imposible que se mostrará deseoso de acceder al matrimonio de los jóvenes. Norina se muestra encantada con la perspectiva de protagonizar esta farsa y se dispone alegremente a prepararse para ello.
ACTO II
En una habitación en casa de Don Pasquale, Ernesto está preparándose para partir a una “tierra lejana”. Don Pasquale, elegantísimo y con una fuerza renovada, está esperando impacientemente a su prometida. Ella llega temblorosa y con un velo del brazo de Malatesta, que ruega a su amigo que tenga tacto y paciencia, ya que la muchacha no está acostumbrada a la compañía de hombres y es muy tímida, ahorradora y callada: una verdadera perla. Don Pasquale, encantado con una joven tan modosa, le ruega que se quite el velo y, cuando lo hace, queda cautivado por su belleza. Balbuceante y sudoroso, se muestra deseoso de casarse con ella cuanto antes. La falsa Sofronia acepta su propuesta de matrimonio. Llega el supuesto notario y en el contrato matrimonial Don Pasquale cede a su mujer la mitad de sus bienes y la pone al frente de la casa. En el momento de firmar, aparece Ernesto, que no sabe nada de la trama y al que su tío le pide que firme como testigo. “Con el máximo estupor”, el joven se da cuenta de que la novia es Norina, pero Malatesta le informa enseguida en un aparte de que se trata de una burla.
Tras la firma del contrato nupcial, lo primero que hace Norina, para diversión de Ernesto, es rechazar el abrazo de su marido. Don Pasquale se ofende e intenta echar a su sobrino de la casa, pero Sofronia decide que quiere tener al joven como su caballero y advierte a su marido de que, a partir de ahora, la palabra “quiero” la pronunciará únicamente ella y que, si no es obedecida por las buenas, recurrirá a la fuerza. Estupefacto y aterrorizado, el viejo se queda inmóvil y mudo, asistiendo impotente a las decisiones que va tomando ella: dobla su salario al mayordomo, ordena contratar a dos docenas más de criados jóvenes, comprar dos calesas, ocho caballos ingleses y dos caballos para montar. También encarga nuevos muebles y pide un peluquero, un sastre y un joyero. Por último, ordena un banquete para cincuenta personas esa misma noche. Don Pasquale, al borde del desmayo, intenta intervenir, pero ella, que disfruta cada vez más con la farsa, se lo impide “con una furia creciente”. Con la complicidad de Malatesta, que aconseja a su viejo amigo que se vaya a la cama y finge reprender a su hermana, los jóvenes intercambian ternuras amorosas.
ACTO III
Una sala en casa de Don Pasquale, que es un constante ir y venir de criados y comerciantes en medio de la mayor confusión: hay vestidos, sombreros y pieles por todas partes, mientras que el viejo, consternado, se enfrenta a una pila de facturas que pagar. Aparece Norina elegantemente vestida y anuncia que se va al teatro. Su marido intenta detenerla y cuando él le grita “impertinente”, ella le da una bofetada. Don Pasquale se siente destrozado y Norina sigue provocándolo, llamándolo “abuelo” y diciéndole que se vaya a dormir. Ella sale de casa y deja caer una carta que su marido se dispone a leer de inmediato su contenido: un desconocido fija una cita amorosa con ella esa misma tarde en el jardín. Fuera de sí, Don Pasquale manda llamar a Malatesta.
Los criados se quejan de tener tanto trabajo y hablan del extraño comportamiento de la pareja recién casada. El Dr. Malatesta se pone de acuerdo con Ernesto para la última escena de la comedia y se dispone a hablar con su amigo, que, “abatidísimo”, lo pone al corriente “con solemne tristeza” de todos los desmanes cometidos por su hermana (incluida la supuesta infidelidad que está a punto de cometer) y clama venganza. Malatesta lo anima de entrada a ser prudente, pero luego finge solidarizarse con él y le propone esconderse en el jardín, sorprender a la pareja de enamorados y echar de casa a su mujer infiel. El viejo, que ya está saboreando la venganza, le da carta blanca para que todo se lleve a cabo como él desee.
En el jardín de la casa de Don Pasquale, es ya de noche y Ernesto, acompañado de un pequeño coro, canta una serenata. Norina/Sofronia le abre cautelosamente la cancela y los dos entran al jardín. Se abrazan cariñosamente mientras Don Pasquale y Malatesta se esconden en silencio para irrumpir luego de improviso. Ernesto entra en la casa sigilosamente y ella se enfrenta a su marido, que quiere saber el nombre del hombre con el que estaba coqueteando. Ella defiende su inocencia, pero Malatesta le sugiere que no sea obstinada, porque el día siguiente llegará a la casa la nueva esposa de Ernesto, Norina. Ella finge estar furiosa y dice que prefiere irse de la casa a tener que vivir bajo el mismo techo con esa advenediza, aunque quiere estar segura de que la boda vaya realmente a celebrarse. Malatesta informa a Ernesto de que su tío ha accedido a que se case con Norina, prometiéndole una asignación anual de cuatro mil escudos. Don Pasquale quiere que la boda se celebre lo antes posible, pero no saben dónde está la novia. Malatesta revela entonces que Sofronia y Norina son la misma persona y admite haber ideado él toda la farsa. Los jóvenes piden perdón y el viejo, radiante de felicidad por haber alejado ya el peligro, se siente conmovido y les da su bendición. Norina tiene confiada la moraleja final de la historia: “No le funciona bien el seso a quien quiere casarse siendo viejo. Va a buscar con la campanilla un sinfín de disgustos y problemas”. Todos, incluso el burlado Don Pasquale, se muestran de acuerdo con ella.