PRESENTACIÓN
ABAO Bilbao Opera inicia la temporada en octubre con La forza del destino de Giuseppe Verdi, un drama romántico con aire español lleno de escenas de emotivo lirismo y elegancia, que alternan con pasajes cómicos y satíricos, donde la pasión creadora de Verdi convierte una historia compleja en una obra maestra.
Esta ópera en cuatro actos es una de las más singulares del repertorio verdiano y narra los desdichados amores de Leonora, hija del marqués de Calatrava y Don Álvaro, descendiente de la familia real inca. El elenco está encabezado por la soprano Carmen Solís a la que acompañan los debutantes en ABAO, Angelo Villari y Ketevan Kemmozlde, junto al barítono verdiano de referencia, Juan Jesús Rodríguez.
En el apartado musical, el maestro Lorenzo Passerini regresa al frente de la Euskadiko Orkestra para dirigir esta extensa y hermosa partitura con su famosa obertura.
En el escenario una producción de ABAO Bilbao Opera ideada por Ignacio García que traslada la acción a la guerra civil española y cuya escenografía dinámica y teatral, está llena de fuerza expresiva. El vestuario creado por Ignacio Garcia y Cesidio Niño a partir de material reciclado, apuesta por una estrategia de sostenibilidad e innovación.
FICHA ARTÍSTICA
ELENCO
- Donna Leonora
- Don Alvaro
- Don Carlo di Vargas
- Preziosilla
- Fra Melitone
- Marchese di Calatrava y Padre Guardiano
- Curra
- Un Alcalde
- Maestro Trabuco
- Un chirurgo
EQUIPO ARTISTÍCO
- Producción
- Dirección De Escena
- Director Musical
- Director Del Coro
- Orquesta
MULTIMEDIA
SINOPSIS
Acto I
Sevilla. Una sala en el palacio del marqués de Calatrava.
Después de recibir de su padre, el viejo marqués de Calatrava, la bendición nocturna, Doña Leonora se dispone a huir con su amado Don Álvaro, un peruano descendiente de una estirpe real perseguida por los colonizadores españoles. Dividida entre el amor que siente por él y la obediencia a la voluntad de su padre, que se opone a su matrimonio con un hombre de origen incierto, la joven expresa a Don Álvaro su deseo de posponer la partida.
Sin embargo, tras una breve vacilación, Leonora se declara dispuesta a seguir a su amado. El marqués irrumpe en la habitación y se enfrenta al presunto seductor de su hija. Para demostrar su inocencia, Don Álvaro se niega a luchar y no duda en arrojar al suelo la pistola. Pero, al caer, el arma se dispara accidentalmente y mata al anciano aristócrata. El marqués muere maldiciendo a su hija.
Acto II
Pueblo de Hornachuelos y alrededores. Gran cocina de una taberna.
Don Carlos de Vargas, hijo del marqués de Calatrava, ha jurado vengar la muerte de su padre. Desde hace tiempo sigue la pista de su hermana Leonora y de su cómplice, ya que piensa que han huido juntos. Pero lo cierto es que, desde aquella trágica noche, los dos amantes no han vuelto a verse. Al llegar a la misma taberna vestida de hombre, Leonora reconoce a su hermano bajo la apariencia del estudiante Pereda. La joven consigue, sin embargo, alejarse sin ser descubierta, mientras la gitana Preciosilla ensalza las alegrías de la vida militar.
Una pequeña explanada en la ladera de una montaña escarpada. Delante de la fachada de la iglesia de Nuestra Señora de los Ángeles.
Con la esperanza de escapar de la ira de su hermano y expiar el sentimiento de culpa por la muerte de su padre, Leonora pide asilo en un convento. Confía al Padre Guardián su historia y le pide poder retirarse a una ermita cercana para pasar allí en soledad el resto de su vida. Después de animar a la joven a reflexionar sobre la grave decisión que ha tomado, el Padre Guardián accede. Reúne a los frailes y les impone no violar el secreto que rodea a la desconocida penitente. Luego implora la protección de la Virgen.
Acto III
En Italia, cerca de Velletri. Bosque en plena noche.
En el campo de batalla, las fuerzas españolas e italianas se enfrentan a las tropas austríacas. Don Álvaro se ha alistado en el ejército español bajo el falso nombre de Don Federico Herreros, granjeándose la fama de héroe. Medita sobre sus desgracias y, durante una refriega, Don Álvaro salva la vida al oficial Don Felice de Bornos, que en realidad no es otro que Don Carlos, hermano de Leonora. Sin reconocerse, los dos soldados se juran amistad eterna.
Salón en la casa de un oficial superior del ejército español en Italia.
Don Álvaro ha sido herido gravemente en combate. Creyéndose a punto de morir, le confía a su amigo una maleta que contiene un sobre sellado, haciéndole prometer que lo quemará después de su muerte. Pero Don Carlos, que alberga algunas sospechas sobre la verdadera identidad de Don Álvaro, abre la maleta y, sin llegar a romper el sobre, encuentra el retrato de Leonora. Ahora cuenta ya con la prueba de que su amigo herido es, en realidad, el seductor de su hermana y el asesino de su padre. Al anunciarse que Don Álvaro ya está fuera de peligro, Don Carlos se regocija pensando en la venganza.
Campamento militar cerca de Velletri.
Don Carlos revela a Don Álvaro, ya recuperado, que conoce su verdadera identidad y, tras revelar a su vez la suya, lo reta en duelo. Don Álvaro intenta en vano escapar de la furia de su rival: cuando se entera de que Leonora está viva y que su hermano pretende matarla, acepta enfrentarse a él. Sin embargo, el duelo se ve interrumpido por la llegada de una patrulla. Don Álvaro jura entonces pasar el resto de su vida en un convento. Entre cantos y bailes, el campamento militar despierta animadamente: a la predicación de Fray Melitón le hace eco el “Rataplán” entonado por Preciosilla.
Acto IV
Cerca de Hornachuelos. Interior del convento de Nuestra Señora de los Ángeles.
Han pasado ya cinco años desde que Don Álvaro se retiró al convento de Nuestra Señora de los Ángeles, si bien desconoce, sin embargo, que en el eremitorio cercano vive, en soledad y expiación, Leonora. Después de repartir el pan cotidiano a una multitud de mendigos, fray Melitón le anuncia la visita de un extranjero. Se trata de Don Carlos, que ha logrado seguir la pista de su rival. Este provoca e insulta a Don Álvaro, obligándolo, finalmente, a luchar.
Valle entre peñascos inaccesibles, atravesado por un arroyo.
Después de herir mortalmente a Don Carlos, Don Álvaro se acerca al ermitaño, implorando ayuda para su rival. Aparece entonces Leonora y reconoce a su amado Don Álvaro. Luego corre para ayudar a su hermano moribundo, quien la hiere a su vez mortalmente. Consolada por las palabras del Padre Guardián, Leonora muere invocando el perdón de Dios para todos.